domingo, 14 de septiembre de 2008

ARRIÉSGUESE Y DESPEGUE [4 aviones de papel]

Retomar imágenes, apropiarlas, jugar con ellas, rehusarlas y reciclarlas nos ha permitido hablar de la relevancia del pasado, del reconocimiento del presente y de la esperanza de los futuros. Son incontables los talleres de gráfica en América Latina, son tantos y tan diversos, que aún intentar inventariarlos todos suena un poco inalcanzable.

La diversidad de sus existencias corresponde a la diversidad de las personas que los componen. Toda la gráfica, todos los haceres, tienen sus múltiples razones e intenciones.
Hemos agrupado cuatro modos de hacer, jugando con mapas imaginarios en los que el Norte, el Sur, el Este y el Oeste no tienen ningún sentido. Así como el arriba y el abajo. 4 aviones de papel que han molestado al trabajar con determinadas problemáticas y en momentos específicos de la historia particular de su pedacito de geografía prestada.

TALLER POPULAR DE SERIGRAFIA

“La posibilidad de generar condiciones propias de actuación, un tiempo para el propio pensamiento, una invención donde la imagen pueda ser el soporte material de problemas donde queremos intervenir.”

Una de las imágenes construidas para apoyar los movimientos obreros, fábricas recuperadas y las luchas por la jornada laboral de 6 horas. Brukman y Grissinopoli, son nombres de dos de las fábricas recuperadas por el movimiento obrero, durante la fuerte crisis económica que irrumpió en 2001 en Argentina.

Momento de la historia:
El movimiento social surgido a raíz de la crisis económica en Argentina a finales del año 2001.

El Taller Popular de Serigrafía (TPS) empezó a trabajar espontáneamente en una de las tantas asambleas y levantamientos ciudadanos que se dieron en medio de la crisis y la desesperanza que vivían los argentinos. Empezaron a trabajar como una manera de participar en el movimiento social que estaba ocurriendo. En principio gracias a la iniciativa de los artistas plásticos Magdalena Jitrik, Mariela Scafati y Diego Posadas, luego conformado por muchos mas miembros.

Teniendo en cuenta que su lugar de trabajo era de por si improvisado (carpas en lugares centrales de marchas y concentraciones, la calle en general), como su nombre lo indica, su medio y técnica es la serigrafía. De fácil transporte, con materiales económicos, lograron no solo reproducir sus imágenes, de maneras diversas e ingeniosas, sino que también involucraron a las personas en el momento propio de la producción y elaboración de las mismas. Talleres abiertos a las personas participantes del movimiento, grupos y redes sociales.

Sus imágenes eran pensadas para apoyar las múltiples demandas que tenían las personas y la autoría de estas se convertía en uno de los elementos menos importantes. El autor individual no existe. Las imágenes eran importantes por sus mensajes y por su cercanía con los acontecimientos, con la participación y el compromiso. Incluso muchas de las imágenes eran ofrecidas por las mismas personas que se acercaban a aprender, a contribuir, a ser parte activa del TPS.

Imprimieron miles de afiches, camisetas, banderas, buzos, pañuelos, pancartas. Se asociaron con otros colectivos artísticos, grupos de activistas, trabajadores y sindicalistas. Apoyaron causas específicas como el establecimiento de la jornada laboral de 6 horas y la reapertura de las fábricas clausuradas, de las cuales fueron despedidos y desalojados miles de trabajadores. Se involucraron por completo con el movimiento y la lucha obrera en general.

Actualmente el Taller Popular de Serigrafía no existe como colectivo, pero algunos de sus miembros se encargan ahora de difundir el extenso trabajo que lograron desarrollar en el periodo que se mantuvieron activos.

TALLER DE GRÁFICA POPULAR

"(…) era preciso que los artistas se unieran en una alianza amplia para poder seguir mejor la causa revolucionaria del gobierno". Leopoldo Méndez


Corrido del Congreso de la Paz. Linóleo de Alberto Beltrán, integrante del Taller de Grafica Popular de México. Los corridos fueron una de las formas de producción de imágenes del TGP, obedeciendo a la tradición cultural de la música y la literatura mexicanas y por supuesto de la gráfica a través de uno de sus mayores exponentes, José Guadalupe Posada. En este grabado se narra toda una metáfora del mundo con la personificación de aves de varias especies, cada una representando un rol en una historia ilustrada y divulgada por el TGP.

Momento de la historia:
1937 Comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Desarrollo de políticas públicas de apoyo a la educación y la cultura obedeciendo ideales socialistas en México.

El Taller de Gráfica Popular, podría decirse, es la escuela de los talleres de gráfica en Latinoamérica. Su organización, formas de trabajo y objetivos se mantienen hoy en día como fuertes referentes de un movimiento y una labor especifica en la gráfica. Obedeciendo a una tradición del grabado y de sus usos y fines particulares, el TGP desde sus inicios reconoce la inmensa e invaluable labor del Maestro José Guadalupe Posada. La idea e implacable convicción del grabado como forma de las artes plásticas con intenciones de difusión y reproducción para las masas, se remonta a 1900, en el auge del grabado mexicano. Para los fundadores del TGP, esta es una de sus más grandes herencias.

Para la época en que surge el TGP, había un gran entusiasmo e iniciativa para organizar y construir grupos de personas con intereses, ideales y búsquedas similares, en especial en torno a las causas populares. Los artistas significaban una fuerza unida y propositiva que buscaba caminos de cambio y de oposición a regímenes imperantes, como el nazi fascismo que se desarrollaba en Europa.

En el TGP nunca sobraron homenajes a personajes relevantes de la historia mexicana que lucharon por condiciones más justas, por el derecho a la tierra y a la educación como Emiliano Zapata. Además las condiciones del gobierno de la época también permitían y proclamaban políticas de educación socialista a cargo de Lázaro Cárdenas.

El Taller de Gráfica Popular es la base de muchas referencias en cuanto al trabajo de la gráfica en colectivo, no solo por sus iniciativas sociales y políticas que marcan también un momento y una influencia incontenible, sino también por lo que la gráfica en si logró como técnica. Las maneras del grabado que el TGP manejó, construyó e inventó recorren materiales económicos en matrices, papeles, hojas volantes, ilustración de corridos, historias, cuentos, cartillas para la alfabetización de la población, campañas educativas, afiches, etc. Sus imágenes se imprimieron en periódicos, revistas y libros, no solo de México, sino también de cualquier lugar que compartiera las ideas y principios del TGP.

La semilla del TGP fue la LEAR (Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios), que se disolvió pocos años después de su conformación, debido a desacuerdos de tipo ideológico.
En 2007 el TGP cumplió 70 años de existencia, podría decirse que es uno de los pocos ejemplos en el mundo de un taller de gráfica con este tipo de trayectoria e historia.

TALLER CUATRO ROJO

“Y decidimos montar un taller donde pudiéramos trabajar conjuntamente, reunir fuerzas y que ese taller no fuera solo un taller de artistas. Que fuera semilla de un gran “taller” donde se unieran todas las expresiones de la cultura de una sociedad. Era algo en grande, algo que realmente recuperara una historia de Colombia, recuperar una cultura, una cierta identidad.” Giangrandi


“La lucha es larga, comencemos ya” 1973. El titulo de esta obra fue una frase pronunciada por el cura Camilo Torres, revolucionario que perteneció al Ejército de Liberación Nacional (ELN), y que persiguió los ideales del socialismo. Para la época de los movimientos revolucionarios, fue un personaje inspirador para todos los seguidores del socialismo. Símbolos de ese pensamiento son precisamente las banderas de color rojo, la bandera de Estados Unidos en pedazos, y el afiche del Cura Camilo Torres sobre el muro.


Momento de la historia:
movimiento social y popular de los años setenta que reflejó uno de los estadios mas activos de la historia colombiana en cuanto a luchas populares, conformación de sindicatos obreros, movimiento indígena, guerrillas socialistas, y el movimiento estudiantil.

Muy pocas eran las experiencias de trabajo artístico en colectivo en Colombia para la época del surgimiento del Taller 4 Rojo. Su historia y el desenlace de esta, se entrecruzan y se mezcla con la experiencia de varios de sus integrantes, sus intenciones, sus ideas y lo que procuraron como colectivo.

El Taller 4 Rojo significó para el contexto social y cultural del momento, una renovación de las condiciones de la gráfica. Se abrió campo de manera inminente en los espacios académicos, en especial en el taller de grabado de la Universidad Nacional. Grandes maestros se ocuparon de la enseñanza y expansión de las técnicas.

La década de los setentas significó, para muchos sectores del país, un fuerte impulso de las búsquedas y cuestionamientos del socialismo. Las clases obreras y los movimientos sociales en general fueron la fuente de trabajo de un colectivo con las características políticas del Taller 4 Rojo.

Se instauraron como un grupo de diversas disciplinas, todas ellas interesadas por la generación y divulgación de conocimiento. Uno de los grandes propósitos del Taller 4 Rojo fue precisamente el de la pedagogía, no solo de las técnicas artísticas sino también de estudios filosóficos, políticos y sociológicos.

A través de sus imágenes, no solo involucraron a las personas como espectadores, sino que también se preocuparon por establecer fuertes lazos con comunidades específicas que hicieron de sus trabajos en vallas, pancartas, banderas y afiches un verdadero y sentido apoyo para con sus demandas. La pedagogía precisamente invadió esos lazos.

La historia del Taller 4 Rojo es aún difícil de contar. A pesar de reconocer en su nombre uno de los grandes mitos de la historia del arte colombiano, es contradictorio saber que son muy pocos los estudios realizados al respecto. Su historia se desvanece entre los límites del mito, y los límites de la ignorancia de quienes pretendemos conocer su labor.


TALLER TUPAC AMARÚ

“Históricamente, la gráfica política en los movimientos a lo ancho y largo del mundo a moldeado nuestras sociedades. Uno de los lenguajes de la liberación es arte y diseño.” Favianna Rodriguez


“Designs on Democracy: Communication for Liberation” (Diseños sobre la democracia: comunicación para la liberación) Autorretrato de la artista Favianna Rodríguez, quien pertenece al Taller Tupac Amarú. Una forma de representar su rol como diseñadora y activista.


Momento de la historia:
Movimiento en defensa de los derechos de los inmigrantes. Fuertes comunidades de población latina radicada en Estados Unidos, empiezan a surgir a través de la diversidad de culturas. El arte, una de sus herramientas más grandes.

A excepción de los anteriores talleres, El Taller Tupac Amarú no radica en ningún país latinoamericano. Radica en Estados Unidos, y no por eso deja de ser importante agruparlo y considerarlo como un taller de gráfica latinoamericano. Desde su nombre (Tupac Amarú, revolucionario peruano descendiente de los incas) es importante notar sus raíces y las características de sus búsquedas. Sus integrantes son chicanos (hijos de mexicanos nacidos en Estados Unidos) a quienes les interesa producir imágenes (específicamente afiches) dirigidas a la comunidad latina inmigrante en estados unidos.

El taller Tupac Amarú hace parte de una empresa de diseño llamada Tumis Design que también alberga los mismos principios, ideas e intenciones. La colaboración entre comunidades.
Conjugando sus labores e intereses como diseñadores, productores de imágenes, activistas, hijos de migrantes, hijos de latinos, los integrantes de este colectivo dejan claro en cada una de sus imágenes, su fuerte compromiso con causas políticas.

La elaboración de afiches es la base de su propuesta. La reivindicación de la técnica de la serigrafía, su camino. Además de contar con una amplia creación de afiches, el taller Tupac Amarú también centra sus esfuerzos en herramientas pedagógicas, proponiendo eventos de encuentro con la comunidad, a través de talleres, como el Taller Xololtl, en el que trabajaron sobre afiches políticos con jóvenes artistas mexicanos en Ciudad de México. Además de eso, contribuyen en el campo de la investigación, difundiendo estudios sobre el trabajo de la gráfica como medio social, hace poco con la publicación del libro “Reproduce y Revélate” que recoge ejemplos del trabajo con la gráfica como medio social y político dentro de las artes visuales. Actualmente el Taller Tupac Amarú se mantiene activo, desde 2003, año de su fundación.

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